Estado español- Viva la Huelga indefinida de l@s Trabajador@s de las Contratas y Subcontratas de Telefónica contra la «precarización laboral»

Por Carla Tog y Enrique Mosquera

Timofónica externaliza y precariza. Los esclavos modernos

Cliente estafado, técnico esclavizado

Telefónica es una gran empresa multinacional. Su monopolio del servicio telefónico en España cuando era empresa estatal le ha permitido, cuando después fue privatizada por los gobiernos del PSOE y el PP, estar en posición de privilegio para dominar el mercado de las telecomunicaciones e internet en España, Portugal y grandes áreas de America Latina. La plantilla de Telefónica en España era de cerca de 75.000 trabajadores en el momento de la Transición, hoy tras sucesivos despidos colectivos (ERE’s) pactados con CC.OO. y UGT, está en torno a los 25.000.

¿Cómo es posible que Telefónica domine un sector en constante expansión con una gran reducción de su plantilla? Pues utilizando el sistema de las “empresas colaboradoras”, la subcontratación, el outsourcing. Telefónica establece con una serie de empresas menores un contrato mercantil por el que les da parcelas muy importantes del servicio telefónico como la reparación de averías, las líneas de baja frecuencia, el mantenimiento de los repartidores, etc. El personal de estas empresas contratadas no tiene ni los sueldos ni las condiciones de trabajo de los y las trabajadoras de Telefónica. Para empezar Telefónica tiene un Convenio Colectivo propio mientras que las empresas de contratas se rigen en su mayoría por el convenio del metal que fija salarios más bajos y peores condiciones de trabajo. Además el personal de las Contratas trabaja a destajo o con el sistema de puntos: cada tarea (avería o instalación o…) vale una determinada cantidad de puntos y el salario del trabajador depende de los puntos que acumule. Se cobra por producción, convirtiendo así en papel mojado la jornada laboral, los descansos reglamentarios, los festivos… Además el trabajador está obligado a alcanzar un mínimo de puntos, y si no los alcanza tiene una penalización que se acumula de mes en mes disminuyendo su salario.

Además las empresas de Contrata recortan periódicamente su plantilla fija, obligando a sus trabajadores a subcontratarse: convertirse en autónomos y “empresarios” a los que se da una determinada cantidad de faena a condición de que se paguen todo (vehículo, herramientas, gasolina, atención médica). Estos “autónomos dependientes” suelen tener a su vez trabajadores sin contrato o por horas que les permiten realizar el trabajo acumulado porque de lo contrario la empresa que les subcontrato deja de darles faena. De los sueldos de estos últimos de la cadena ya no hace falta ni hablar.

«Al final de la cadena se encuentra un número cada vez mayor de autónomos a los que las propias contratas y subcontratas alquilan herramientas y vehículos y quienes, contratados por 2 o 4 horas diarias, se ven obligados a trabajar hasta 12 o 14 horas cada día todos los días de la semana para poder llegar a cobrar entre 700 o 900 euros netos«, afirmaba Teresa Rodriguez, secretaria de organización de AST (sindicato convocante de la huelga), a RTVE.es

El contrato entre Telefónica y sus empresas colaboradoras, se revisa (licita) cada tres años, generalmente se rebaja el valor del punto, se aumentan las penalizaciones,… El detonante del actual conflicto fue precisamente que la multinacional Telefónica quiso bajar drásticamente el valor de los puntos, Y es por esto que el fin de la huelga es «echar abajo el contrato» que mantiene ahora Telefónica con las contratas y que éste sea sustituido por uno que mejore las condiciones de trabajo de los empleados porque como señalaban algunos trabajadores en los medios; “llevamos 15 años en los que con cada licitación han bajado los precios y precarizado las condiciones de trabajo«.

La revolución de las escaleras”

Aquí está la marea azul”. “Somos malos, podemos ser peores. Vamos a cortar las comunicaciones”.

Miles y miles de averías, pueblos incomunicados, redes colapsadas, call centers que estallan en quejas y cientos de piquetes de uniformes azules y escaleras cortando las calles. Son las consecuencias de la extraordinaria huelga indefinida que desde el 7 de abril están llevando adelante en todo el Estado más de 20.000 técnicos e instaladores de las contratas y subcontratas que trabajan para Telefónica contra el intento de la misma de cambiarles el contrato y bajarles el precio de su trabajo profundizando aún más la precarización a la que ya está sometida el sector. Una huelga que se impuso desde abajo, por fuera y muy a pesar de los entregadores corruptos de CCOO y UGT que por supuesto ni convocaron ni apoyan la huelga. La convocatoria estatal se sumó a la huelga iniciada en Madrid el 28 de marzo convocada por Alternativa Sindical de Trabajadores (AST) a la que posteriormente CGT y Co.bas se sumaron.

Una lucha ejemplar que ya lleva más de quince días de movilizaciones, piquetes y acciones permanentes. Marchando a las principales radios, canales de TV y delegaciones de gobierno para hacerse escuchar, organizando las cajas de resistencia, estableciendo en los barrios distintos puntos de propaganda y agitación simulando ser centros de “Atención al Cliente” para explicar y difundir el conflicto a vecinos, trabajadores y estudiantes, bloqueando las entradas a las Centrales e identificando los vehículos de los esquiroles para impedir que trabajen pintándoles frases como “Esquirol sin verguenza… y sin dignidad. Atte: Tus compis”, un sin fin de actividades que son la viva expresión de una huelga que refleja el nivel de hartazgo y combatividad de los trabajadores de las contratas y subcontratas que, escalera en mano, se plantaron y le dijeron basta al monstruo de Telefónica que cada día los explota más y más y que mientras tanto sigue beneficiándose con cifras millonarias.

Al día de hoy la huelga continúa. Y continúa, también a pesar del silencio cómplice de los Medios de Comunicación y de “todos” los Partidos que prefieren no hablar de ellos porque están en plena campaña electoral. Con la Patronal y los sindicatos mayoritarios en contra, con la prensa, el gobierno y los partidos mirando para otro lado, la huelga sigue. El conflicto no figuró en la primera plana de los periódicos o los telediarios ni en ningún mitin electoral se denunció la situación de precariedad de los compañeros. Sin embargo la huelga y la lucha continúan. Y siguen en pié por varios motivos, antes que nada por la determinación, firmeza y combatividad de los compañeros, pero también se debe a la justeza de sus reclamos y a la solidaridad y el apoyo social que por esto mismo están recibiendo.

Esto se percibe y se hace carne cuando los coches y motos que se detienen ante los piquetes o los peatones que intentan sortearlos, adhieren y se solidarizan con los huelguistas o los mensajes que circulan en las redes sociales de varios clientes que dicen estar ya varios días sin servicio pero que comparten las razones de la lucha.

El pasado lunes 20 de abril fuimos parte de la jornada de movilizaciones y piquetes que la marea azul protagonizó en Barcelona durante todo el día y allí se repitió el escenario. Además de que era emocionante ver a los compañeros trepados en sus escaleras sostenidos por un mar azul gritando que Telefónica los esclavizaba y exigiendo mejoras en sus condiciones de trabajo, también nos emocionó ver a algunos trabajadores y las trabajadoras de la plantilla fija de Telefónica que pararon en solidaridad con sus compañeros externalizados y precarizados y se hicieron presentes en los piquetes y las marchas. Así nos contaba Assumpció, trabajadora técnica fija de Telefónica “como no voy a estar aquí presente solidarizándome con los compañeros de las contratas, si trabajo todos los días con ellos y hasta nos vestimos igual. Como no me voy a solidarizar si trabajan 12 horas por 700 euros, sin vacaciones, mientras Telefónica se sigue llenando los bolsillos”. Un valioso ejemplo que hace efectiva y real la solidaridad de clase.

Pero claro, ahora que el conflicto ya se instaló por mérito propio de trabajadores y los sectores que desde el primer momento los acompañaron y por la aceptación social que tiene, los medios y los oportunistas hablan y dicen apoyar el conflicto… claro que lo hacen demagógicamente y sólo de palabra.

Y es que a los ojos de la mayoría de los españoles Telefónica aparece como lo que es: un símbolo de las privatizaciones de los sucesivos gobiernos del PSOE y PP, una estafa que transformó la empresa estatal en una cueva de ladrones y refugio de ex polítcos que hoy ocupan cargos directivos y cobran millonarios sueldos como Rato y Urdangarin que pertenecen al Consejo de Administración. Y además, mientras recauda millones precariza, y pretende hacerlo aún más, a los trabajadores de las contratas y subcontratas. Contra esto las escaleras (herramienta de trabajo y símbolo de la lucha) se han revelado.

Por todo esto es que más que nunca debemos rodear de apoyo y solidaridad a los trabajadores de las Contratas, para que su lucha se fortalezca y crezca y para que se siente un nuevo precedente en la pelea contra las patronales explotadoras y los sindicatos y gobiernos cómplices de esta situación. Desde SoB estado español nos ponemos a la entera disposición de los compañeros en huelga para que esta siga adelante y triunfe. Fuerza compañeros!!

Viva la huelga de los trabajadores de las contratas.

Todo el apoyo y solidaridad con su lucha

Abajo los contratos de precarización

Desaparición de falsos autónomos y pase a plantilla de todos los trabajadores.

A igual salario, igual trabajo. Un solo convenio para todos y todas los trabajadores de las telecomunicaciones.

Todo el personal de contratas a plantilla de Telefónica

Grecia, un debate clave. Deuda pública: ¿ Auditoría o No pago?

Por Claudio Testa, 01/04/2015. “La deuda pública o, en otros términos, la enajenación del Estado… deja su impronta en la era capitalista. La única parte de la llamada riqueza nacional que realmente entra en la posesión colectiva de los pueblos modernos son… sus deudas públicas.” (Karl Marx, El Capital,Tomo I, 1867)

Todos los préstamos estatales contraídos por los gobiernos de los terratenientes y de la burguesía rusa (…) son declarados en este acto nulos a partir de diciembre de 1917. Los cupones de estos préstamos correspondientes a diciembre no serán pagados. Las garantías dadas por dichos gobiernos respecto de préstamos concertados por distintas empresas e instituciones serán igualmente nulas. Todos los empréstitos externos sin excepción son anulados incondicionalmente.”
(
Decreto del Soviet Supremo, 10 de febrero de 1918)

Hace pocos días, ZoeKonstantopulu, presidenta del Parlamento helénico, anunció “la puesta en pie de una comisión de expertos encargada de hacer la auditoría de la deuda pública.”[1]. Estará presidida por Eric Toussaint, economista belga, dirigente del CADTM (Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo).

Esto pone de actualidad un debate crucial en las filas de la izquierda, debate que hoy no es meramente teórico, en especial para el caso de Grecia:

¿Qué posición hay que sostener frente a la deuda pública de los estados capitalistas? Hoy es un tema literalmente de vida o muerte para gran parte de los pueblos del mundo –entre ellos el de Grecia– condenados al hambre y la miseria para pagar deudas… de las que no vieron un centavo… O, como decía irónicamente Marx, la enajenación del Estado,lasdeudas públicas, es lo único que el capitalismo les deja en posesión a esos pueblos…

¿La de hacer una “auditoría” de la deuda, para ver que porción sería “ilegítima”… lo que lleva implícita la obligación de pagar puntualmente lo supuestamente “legítimo”?

¿O la de mantener el programa del socialismo revolucionario aplicado en Rusia y otras revoluciones del siglo pasado? Es decir, que los trabajadores y los pueblos no reconocemos las deudas contraídas por nuestros enemigos y explotadores a través de sus estados.

Las raíces de una renuncia programática

Lo de la “auditoría” de la deuda es un lema “altermundialista” –en verdad, “posmoderno”– que se puso de moda en la década pasada en las reuniones del “Foro Social Mundial” que inicialmente –desde el 2001– organizaban el PT de Brasil, ATTAC,Le Monde Diplomatiquey otros. Bajo el lema “otro mundo es posible”, lo que en verdad se proclamaba era que “otro capitalismo es posible”… algo que después la crisis mundial demostraríailusorio.

La “auditoría” de las deudas vino en ese paquete “posmo”, de reformismo barato, consecuencia del derrumbe político e ideológico de los ’90, que a su vez reflejó un grave retroceso en la realidad, las graves derrotas materiales de esos años, tanto respecto al movimiento obrero como a la restauración capitalista en casi todos los (supuestos) países “socialistas”.

Como sucede con toda consigna, la de “auditoría” lleva implícita premisas teóricas y políticas. La principal de ellas, lo fundamental que no se dice, es que so pretexto de investigar deudas que podrían ser “ilegítimas”, se reconoce la legitimidad de los estados capitalistas que las contraen y de los otros actores (bancos, organismos financieros, etc.). ¡De lo que se trata es de que se porten bien, “honestamente”, y que no sean tan bandidos! ¡Se renuncia a cuestionar revolucionariamente su existencia y su sistema de explotación… y su “subproducto” la deuda pública! Sólo se les pide, “moderación”, “manos limpias”, “honestidad”, etc.

Esto, a su vez, tiene otra base implícita más amplia: ¡En esta época no hablemos de revoluciones (necesarias para desconocer las deudas del estado)! ¡Y menos que menos, en Europa, donde la tarea es reformar la maravillosa Unión Europea, sin sacar los pies del plato (sagrado) de la UE y la Eurozona!

El punto sería verificar si tales o cuales deudas, empréstitos, etc. habrían tenido vicios legales o de otro carácteren los marcos de lassagradas instituciones de los estados,del derecho burgués, las leyes nacionales y normas internacionales… Por ejemplo, desvíos de fondos, falsificación de cifras, etc., etc.

Los resultados de laúnica “auditoría” realizada hasta hoy por los promotores de esta consigna, es ilustrativa de sus (escasos) alcances. Fue la de Ecuador, a pedido del presidente Correa en 2007. Se formó una “Comisión de Auditoría” que efectivamente reveló un porcentaje de deudas “dibujadas”. Esto facilitó a Correa presionar para hacer una clásica renegociación de la deuda (similar a la de Argentina con Kirchner en el 2004). Desde entonces, Ecuador viene pagando religiosamente su deuda“auditada” a los usureros internacionales.

En conclusión: hasta ahora la experiencia del siglo XXI no da motivos para renunciar al principio socialista revolucionario, de que los trabajadores y los sectores populares no debemos reconocer ni hacernos cargo de las deudas de nuestros explotadores y sus estados.

¿Una distracción en medio de las concesiones a la UE y la no movilización?

Pero también es imprescindible examinar las cosas desde otro ángulo, el de la situación concreta de Grecia y sobre todo de la política del gobierno de Tsipras.

Somos principistas, pero no “doctrinarios”. Si Tsipras y su gobierno movilizaran, si pusieran en pie de guerra a las masas trabajadoras y populares de Grecia rechazando los ultimátums de Berlín y Bruselas, si convocaran a unirse a los pueblos europeos hartos de “ajustes” en beneficio del capital financiero, entonces, en ese cuadro, una “auditoría” de la deuda tendría otro color muy distinto.

Para dar un ejemplo: luchamos por el socialismo para terminar con la explotación capitalista del trabajo asalariado. Pero eso no implica que hoy no impulsemos ni apoyemos decididamentelas huelgas y otras luchas por aumento de salario.

A nivel político concreto, lo peor de este plan de “auditoría” en Grecia no es tanto su carácter pobremente reformista. Es que se da en una situación en que Tsipras y su gobierno vienen retrocediendo, capitulando paso a paso, desde la firma del “acuerdo” del 20 de febrero pasado con la Unión Europea.[2]

Desde los mandos de la Unión Europea, más allá de algunos matices en las cumbres, la resultante concreta es apretar cada vez más a Grecia y su gobierno para ponerlos de rodillas. El chantaje se hace principalmente con la negativa de proveer fondos que eviten un default a corto plazo.

A Tsipras, la Troika –que sigue en funciones con otro nombre– le exige un “plan de reformas” que implica la profundización de la austeridad y el ajuste, y no la reversión de ese camino, como habíaproclamado. Y todos los días,Tsiprasda un paso atrás, cuidando, al mismo tiempo, de mantener a los trabajadores y el pueblo griego en la total pasividad, enque nadie se movilice.Entre esos pasos atrás (en medio de esa desmovilización promovida desde arriba) figuran, por ejemplo los compromisos de1.500 millones más de euros ennuevas privatizaciones, 3.700 millones en subas de impuestos, más “cambios” en el sistema de pensiones (que van por supuesto contra los pensionados y sobre todo contra los quepretendan retirarse), mantener el odiado “impuesto al patrimonio” queTsipras había prometido expresamente abolir…. En cuanto a las privatizaciones, Tsipras se ha puesto de rodillas ante las más escandalosas y que Syriza había rechazado, como la entrega del puerto del Pireo a capitales chinos y la privatización de 14 aeropuertos regionales.

En ese contexto, lo de la “auditoría”, no puede ser considera más que como una maniobra publicitaria, una distracción mediática de las masas desmovilizadas. Si fuese parte de una negativa a seguir desangrando a Grecia para pagar la deuda, de una ruptura real con la Troika, de un enfrentamiento de Tsipras y su gobierno con los bandidos de Berlín y Bruselas, tendría otro signo muy distinto, más allá de sus limitaciones.

Pero dado el rumbo capitulador que desde el 20 de febrero ha marcado el gobierno de Tsipras,lo de la “auditoría” de la deuda griega no puede tomarse en serio. Suena, como dijimos, a montar un espectáculo de distracción, mientras el gobierno se somete cada vez más.

¿Se acumulan contradicciones?

El curso actual deTsipras y su gobierno no deja lugar a dudas. Sin embargo, sería mecánico sacar una conclusión basada en ese único factor. Aunque el panorama esté teñido por la desmovilización auspiciada desde arriba, Grecia no ha vuelto a la “normalidad”. Por un lado, las expectativas insatisfechas de cambio y por el otro la bronca con los acuerdos capituladores del 20 de febrero pueden dar lugar a fenómenos de recomposición política y también de protestas… acabando con esta situaciónen que “no pasa nada”.

Paradójicamente, los extorsionadores de Berlín y la UE pueden echar mucha leña a ese fuego (que no está apagado). Sólo saben exigir y exigir… y los retrocesos de Tsipras probablemente les den la idea de que pueden imponer cualquier cosa. No sería la primera vez en la historia que una situación así termine en un gran estallido…

Notas:

1.- Frédéric Rohart, “Entrevista a Eric Toussaint”, CADTM, 21/03/2015.

2.- Ver “El gobierno de Syriza cede a la presión del Eurogrupo y del Fondo Monetario”,25/02/2015, en http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=4331

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