Por Tofi Mazú
La noche de ayer fue importantísima para el movimiento de mujeres. También significó un “antes y un después” para el mundo del espectáculo, para las reglas patriarcales que lo rigen. Fardín llevó adelante una denuncia pública contra Juan Darthés, previamente asesorada por abogados y totalmente acompañada por el Colectivo Actrices Argentinas, una organización que se pusiera en pie hace algunos meses para hacer campaña por el derecho al aborto. Con una valentía impresionante, la joven actriz relató cómo había sido violada durante una gira de la serie Patito Feo, cuando ella tenía solamente 16 años y Darthés 45. A las 19:00 horas, el movimiento de actrices feministas inició su conferencia de prensa, que se transmitió casi como una cadena nacional, donde leyeron un comunicado, demostrando una vez más que están organizadas para cuestionar las bases patriarcales de esta sociedad.

La denuncia de Thelma
Que Thelma fue valiente, está siendo valiente, no le cabe duda a nadie. Siendo mujer, súper joven y mucho menos reconocida y famosa que su violador, se animó a relatar lo ocurrido, a encarar una campaña pública y a exigirle a la Justicia cartas en el asunto. El detonante de su denuncia, según sus propias palabras, es haber escuchado casos similares que involucraban al mismo sujeto. Se puso de manifiesto, entonces, la impunidad que regía por parte del Estado y los magnates de la TV, que habían encubierto la situación. Entonces, decidió no callarse más, perder el miedo… Por ella y por todas. Esto último tiene una particular importancia; pues es verdad que la mayoría de las chicas que han sufrido o sufren abuso y violencia no cuentan con las mismas herramientas para encarar una denuncia, como lo son el Colectivo de Actrices, la posibilidad de organizar una conferencia de prensa y que toda la sociedad se entere de lo ocurrido. Eso habla de la generosidad de Thelma para con el conjunto de las mujeres; porque hacer lo que ella hizo también es exponerse ante a las crueldades y la misoginia de los programas de chimentos y las redes sociales, pero con un fin muy concreto y loable, además de conseguir justicia por su propio caso: que todas las mujeres abusadas y violentadas se animen a denunciar, a no callarse más. El documento leído en la rueda de prensa lo decía muy claramente “el tiempo del silencio se terminó”.
La violencia machista en el seno del espectáculo
No importa si se trata de Hollywood, de la industria televisiva de la Argentina o de una escuela de teatro. La violencia cohersitiva que productores, directores y maestros de actuación ejercen sobre las mujeres que quieren abrirse paso en este terreno es brutal y cotidiana. Las actrices incluso han demostrado en números que el 66% de las mujeres de la TV, el tratro y el cine sufren o han sufrido algún tipo de abuso o violencia física o psicológica por parte de los poderosos del ambiente. La propia Thelma ha declarado que Darthés la amenazó con que no tendría futuro en la industria si no tenía sexo con ella.
Estos abusos tienen como fin la sumisión y la educación en el silencio de las mujeres en un ámbito que, como si fuera poco, se encarga de cosificar los cuerpos de actrices, conductoras y periodistas. Que las hipersexualiza cuando aún son niñas y adolescentes y que impone modelos de belleza y comportamiento para el conjunto de las mujeres. Los estereotipos que imponen la TV y el cine son, entonces, reforzados no solo por el carácter de los personajes y papeles que se otorgan a cada actriz. La violencia sufrida por estas mujeres también es una forma de mantener en el rubro la brecha salarial, cosa que hasta han denunciado las actrices estadounidenses con el #MeToo. De la escuela de teatro a la pantalla internacional, la violencia es la misma. Existe una evidente relación desigual de poder entre productores y actrices, entre actores famosos y jóvenes pibas que ingresan al mundo del espectáculo; diferencias sociales, económicas y etarias se combinan crudamente, también en el mundo del espectáculo, para fortalecer al patriarcado, que afecta a todas las mujeres.
El patriarcado no se cae, se tira
La respuesta solidaria y hermanada que dieron las actrices a este hecho no tiene precedentes. Muchas de ellas se han expedido, además de en el comunicado, respecto a este tema. Una de ellas fue Calu Rivero, quien en el año 2012 había denunciado a Darthés por acoso, cuando trabajaban juntos en la novela Dulce Amor. Ella había sido objeto de malos tratos y del descreimiento de toda la industria televisiva, de las agresiones de su abusador en los medios y de todo un aparato mediático e ideológico muy fuerte, que la revictimizó. Calu, tras la conferencia, intervino muy fortalecida, declarando que ellas hacían esto para construir un mundo mejor: “Soy sorora, empatizo y, sobre todo, quiero construir una sociedad mucho más hermosa. Y me parece que éste es un momento en el que hay que estar” . Y es justamente de eso de lo que se trata. “Quería vivirlo como una mujer que es parte de esto, que lucha por las causas de violencia de género. Acá estoy poniendo el cuerpo y abrazándonos entre todas “, concluyó cuando fue entrevistada en el principal multimedio del país, por María Laura Santillán.

La palabra lucha no puede ser ignorada. Pues condensa el momento en el cual está el movimiento de mujeres, en pie de lucha, y que ha permitido que esta contundente respuesta se lleve a cabo. Esto abre el debate respecto a por qué luchamos y contra quién. El Colectivo de Actrices Argentinas fue muy claro respecto a un aspecto de este debate: “Los abusadores tienen el privilegio de utilizar el sistema de Justicia para disciplinarnos. Buscan callarnos, iniciando contra quienes se atreven a romper el silencio causas por Daños y Perjuicios o denuncias penales. Mientras las víctimas sufren las prescripciones, dilaciones, malos tratos y descreimiento por parte del aparato judicial. Thelma pudo radicar la denuncia penal en la Justicia, pero otras compañeras que narraron haber sido violentadas por el mismo sujeto no pudieron avanzar judicialmente. La Justicia no actúa con perspectiva de género. Animarse a hacer una denuncia es un acto arriesgado cuando el Poder Judicial nos pone en el banquillo de las acusadas preguntando cómo nos vestimos, qué tipo de vida llevamos o si provocamos los ataques. Frente a este maltrato, la indiferencia y mordaza legal, las actrices nos organizamos”. Pero también fue agudo respecto a aspectos más generales, que exceden a la Justicia patriarcal, cuando las actrices afirman que , “Como ya sabemos, el movimiento de mujeres y otras diversidades sexuales se propone desterrar un régimen de violencia e impunidad sostenido tanto desde el Estado, como en cada espacio donde se juegan relaciones de poder. Están presentes en nuestros trabajos y lugares de formación”.
El Colectivo de Actrices expresa muy correctamente algo real, que el movimiento de mujeres viene a cuestionar a la sociedad patriarcal en la que vivimos, y que lo hace de forma organizada ante casos concretos. Las actrices pueden hacer ésto porque hay un movimiento global que las ampara y acompaña, que les da el marco político para hacerlo, que las ha ido ganando para esta pelea y que les ha abierto el camino, incluso, de la calle a partir del debate por la legalización del aborto. Sin embargo, esto reabre un debate estratégico hacia el interior del movimiento de mujeres: ¿Por qué luchamos?
¿Luchamos por justicia ante cada caso? Sí ¿Luchamos contra la Justicia, el Estado y el gobierno? Nuevamente, sí. Pero también, hay cantidad de mujeres que luchamos por cambiar el mundo, que cuestionamos sus leyes y estructuras sociales. Esa “sociedad más hermosa” de la que habló Calu, para las feministas socialistas, es imposible mientras siga existiendo un empresariado, por ejemplo en este caso del espectáculo, que lucre y se enriquezca con el trabajo y la situación de abuso que viven las mujeres en la industria. Una “sociedad más hermosa” es posible, si destruimos este régimen de explotación y opresión, que avasalla como trabajadoras y mujeres al conjunto del género femenino. Una “sociedad más hermosa” es posible, si dejan de impartir justicia y dictar leyes un puñado de millonarios oscurantistas. Hace falta construir ese feminismo para el 99%, que cuestione y ponga en jaque al poder político.
El patriarcado no se caerá, lo tirará a bajo el feminismo, en pelea por cambiar el conjunto de la sociedad. Si el feminismo ataca a quienes tienen el poder, podrá construir junto a sus aliados de clase una sociedad donde el poder no sea el de los empresarios, como los de Ideas del Sur, Hollywood y las empresas transnacionales; donde no sea de las Iglesias y los carcamanes anquilosados en las gobernaciones y las bancadas. Una sociedad donde el poder sea del conjunto del pueblo trabajador, las mujeres y la diversidad. Necesitamos, y peleamos por construir, un mundo hecho a nuestra imagen y semejanza, en función de nuestros intereses. Un mundo sin explotación ni opresión, ni miseria, ni violencia.