Crisis migratoria: Miles y miles de refugiados sin amparo: el verdadero rostro de la Unión Europea

Por Claudio Testa, SoB.

Sin embargo, todo es cuestión de proporciones. En verdad, este tsunami migratorio en territorio europeo es todavía una miniatura si lo comparamos con el fenómeno global de desplazamientos masivos –forzados por la combinación de motivos económicos y políticos– que caracteriza nuestra época.

Ahora suenan tardíamente las campanas de alarma sobre un fenómeno que en verdad viene desde mucho antes y no se reduce al sector del mundo que rodea al Mediterráneo.

Aquí veremos, primero, cómo la alabada “globalización” neoliberal, en lo económico, combinado con diversos procesos políticos afines, han sido la cocina infernal de la presente tragedia y de muchas otras, menos publicitadas. Es que hay una combinación de causas que actúan a escala global, y que tienen que ver con la configuración económica y política del mundo “pos-Muro de Berlín”. Luego, en otro artículo, examinaremos en particular el caso de Europa hoy.

Globalización neoliberal: todo es “libre” de circular… menos los seres humanos

La globalización neoliberal ha ido imponiendo el modelo de un capitalismo que consagra la “libre circulación de los capitales y la mercancías”.

Aunque esto no es aún total ni absoluto, ha habido un cambio cualitativo en relación a épocas previas en las que, por un lado, en un tercio del planeta existían los (mal llamados) “países socialistas” y en gran parte del resto, por ejemplo, en los“países en desarrollo”, había una combinación de políticas de “substitución de importaciones” y promoción de los mercados internos.

¡Pero hoy reina al fin la “libertad”! Capitales y mercancías pueden ir de la ceca a meca, sin mayores restricciones ni molestias. ¡Al fin son “libres”! Claro que, en contraste, los seres humanos no gozan de las mismas libertades… sobre todo si son pobres. Y la cosa ha ido de mal en peor en ese sentido.

Por supuesto, no estamos hablando de turismo, sino de migración. Para un mexicano pobre, hoy es muchísimo más difícil que hace 50 años ir a vivir legalmente en EEUU. Lo mismo, para un magrebí o un senegalés sin fortuna, hacerlo en Francia.

Pero eso no sería lo más grave. Lo peor es que esa “libre circulación de capitales y mercancías” –que ha sido impuesta como una indiscutible ley de Dios o de la naturaleza– tiene consecuencias nefastas para la gran mayoría. Ha arruinado tanto al mexicano pobre, como al magrebí o al senegalés para que no vean otra salida que irse.

En otras palabras: la “libre circulación de capitales y mercancías” de la globalización ha arrasado con gran parte de las estructuras productivas de esos países (que conforman la mayoría de la población del planeta), sin reemplazarlas por otras capaces de ofrecer empleo y un mínimo bienestar. Esto, desde las estructuras precapitalistas hasta las modernas industrias sustitutivas de importaciones.

En ese contexto, México, donde probablemente el hombre creó el maíz hace miles de años, compra a EEUU casi todo el maíz que consume, gracias al bendito Tratado de Libre Comercio.En contrapartida, las masas campesinas mexicanas están cada vez peor. Y en las ciudades tampoco hay salidas.La industria es ante todo maquila subsidiaria satélite de EEUU. Todo está en manos de corporaciones extranjeras y sus socios menores de la mafiosa burguesía mexicana.Y, no por casualidad, hay una catástrofe social de miseria y desempleo, mal disimulada por la venta ambulante y otros “emprendimientos” de la miseria…

De la creciente masa de excluidos y marginados que genera, surge la columna de desesperados que se juega la vida para pasar a EEUU, donde se sumarán a los 11.000.000 millones de “ilegales” que trabajan por monedas, y que en cualquier momento pueden ser capturados y deportados.

Pero no están solos. Desde varios países de Centroamérica –como Honduras y El Salvador en primer lugar– miles y miles emprenden el mismo camino en condiciones aun peores. Su ruta está marcada con incontables maltratos, violaciones y asesinatos.

Un problema mundial con circuitos principales… y con factores políticos que lo agudizan hasta el colmo

A escala mundial, hay dos circuitos principales de migración masiva, el mencionado de Centroamérica-México-Estados Unidos y el que ahora está en primera plana, que converge en Europa desde el “Gran Medio Oriente” y África, cruzando en distintos puntos el Mediterráneo. Y posiblemente más, si contabilizamos algunos circutos de Asia que no van a esos centros del capitalismo mundial.

Antes de hablar de la ola migratoria que sacude a Europa citamos el caso de la ruta Centroamérica-México-Estados Unidos, precisamente para subrayar que estamos ante un problema mundial y estructural… aunque, por supuesto, éste se combina con agravantes políticos de distintas naturalezas según los casos. En el de la guerra de Siria, hoy esto llega al colmo. Sin embargo, en otros casos aparentemente menos “extremos”, el componente político tampoco está ausente.

Y este componente político, implica también responsabilidades políticas, que recaen –directa o indirectamente– en las mismas potencias imperialistas que impusieron la “globalización”, y que salieron ganando con la “libre circulación de capitales y mercancías”… y con los muros para que no circulen libremente los seres humanos.

¿Es que acaso las actuales guerras de Siria, de Irak y también de Afganistán se hubiesen producido sin las intervenciones militares imperialistas de la década pasada?

¿No ha sido acaso la política expresa de EEUU –por ejemplo, en Irak– promover los enfrentamientos sectario-religiosos chiítas versus sunnitas (y tantos otros), para mejor dominar a todos? ¡Sin la invasión y ocupación occidental iniciada por Bush con la guerra de Irak, jamás hubiese surgido monstruos como el “Estado Islámico”, en sociedades que con todas sus contradicciones ya habían logrado un amplio avance laico!

¿La inicial rebelión democrática en Siria, no fue liquidada mediante una militarización en que los socios menores de EEUU y Europa (como Turquía, Arabia saudita, Qatar, etc.) sostuvieron a todo tipo de sectas islamistas, una más bárbara que la otra…, hasta que a todas las superó en barbarie el Estado Islámico?

Y la “solución final” la da ahora Hollande, el presidente “socialista” del imperialismo francés. Para que no vengan más refugiados –sostiene– hay que redoblar los bombardeos en Siria!!!

Pero Siria no es el único proveedor de migrantes. Ahora llegan hasta de Afganistán, a pesar de la distancia.También vienen de Etiopía, aunque allí no hay guerra. Escapan no sólo de la miseria sino también de su régimen brutalmente autoritario… Claro que de eso no se habla. Es que Obama acaba de viajar en julio pasado a Adís Abeba para absolver de sus pecados al presidente Teshome y al primer ministro Desalegn.

Y ya está en marcha otro probable volcán de refugiados. Con apoyo de EEUU, sus amigos, Arabia saudita y las petro-monarquías del Golfo, llevan adelante una guerra de exterminio en Yemen. Han ido arrasando la capital con aviones y bombas proporcionado por EEUU y la UE, masacrando a la población indefensa y destruyendo edificios no menos históricos que los templos de Palmira, volados por el Estado Islámico.

Por último, un detalle no menor. Las monarquías billonarias del Golfo han sido los colaboradores históricos de EEUU y los imperialismos europeos en Medio Oriente. Tienen responsabilidad directa en las guerras que alimentan la actual ola de migrantes, en especial la de Siria. Pero, hasta ahora,no han recibido un solo refugiado… ni dan la menor señal de interesarse por ellos, aunque se trata, además, en su mayoría de musulmanes.

Según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Turquía alberga a 1,9 millones de sirios, el Líbano a 1,1 millones, Jordania a 629.000, Irak a 249.000 y Egipto a casi 133.000. Para estos países, algunos con serias dificultades económicas, acoger a tantos refugiados supone un esfuerzo que los gobiernos árabes del Golfo Pérsico han eludido. Un informe de la Amnistía Internacional señala que «seis países del Golfo –Catar, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Arabia Saudita, Kuwait, Omán y Baréin–, han ofrecido cero plazas de acogida a los refugiados sirios».” (Agence France-Press, 07/09/2015)

No ofrecen refugio ni mucho menos puestos de trabajo. Es que “la mayoría de los estados del Golfo se nutren de trabajadores extranjeros del sureste asiático como mano de obra no cualificada y que sufren abusos brutales”(cit.).

¡Por los plenos derechos de migrantes y refugiados!

La ola de refugiados y migrantes “ilegales” que desembarca en Europa no es un fenómeno “excepcional”. Expresa el estallido de una gran contradicción… que muy probablemente vaya en crecimiento.

Por lado, un capitalismo globalizado, que tiene la mayor libertad para ir de una punta a otra del planeta explotando a los trabajadores de la ciudad y del campo, saqueando las riquezas naturales y castigando a un país tras otro con guerras y dictaduras…

Por el otro, las masas trabajadoras y populares, que no tienen libertad de traspasar una frontera, aunque se van arrojadas a la miseria y muchas veces a las atrocidades de las dictaduras y las guerras.

¡La lucha por los plenos derechos de los migrantes y refugiados, se ha puesto al orden del día!

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Lágrimas de cocodrilo”

Con la opinión pública a favor como nunca, los países europeos no han sido capaces de ponerse de acuerdo para acoger a los refugiados. Se secaron las lágrimas de cocodrilo. Los gobiernos europeos ya no lloran emocionados en entrevistas, tuits o ruedas de prensa con gesto compungido, con la palabra ‘drama’ en la boca. Ahora se han sentado a hacer política de verdad y ha florecido lo más cruel: Europa no existe, es un chiste sin gracia contado a 28 voces discordantes.”(Juan Luis Sánchez, “Se secaron las lágrimas de cocodrilo”, eldiario.es, 14/09/2015)

Las vallas de alambre de púas, las fronteras cerradas y la detención de los refugiados se han mezclado con el coro de recriminaciones mutuas entre los líderes europeos. Hoy el continente está más dividido que nunca por la crisis, incapaz de ponerse de acuerdo sobre las cuotas [de refugiados], y poco dispuesto a permitir el libre movimiento entre sus estados miembros. Un día después de que los planes de reubicación de refugiados fueron estancados por los ministros de Interior de la UE, muchos países como Alemania cerraron sus fronteras…” (Tony Paterson, Leo Cendrowicz, “Refugee crisis: Divisions leave Europe paralysed as borders close to refugees”, The Independent, September 15, 2015)

Tiene razón el periodista del Estado español, Juan Luis Sánchez, cuando denuncia que “se secaron las lágrimas de cocodrilo” de todos los gobiernos europeos en relación a los refugiados. Incluso la “piadosa” Angela Merkel dejó de lado sus disimulos, pasó actuar como lo había hecho con Grecia y finalmente les ha cerrado la puerta en la narices a los refugiados.

La semana pasada, habíamos ya advertido que “no hay que tener la menor confianza en las inesperadas bondades de la canciller”. Esto se verificó muy pocos días después.

En su momento, explicamos que la actitud inicial del gobierno del imperialismo alemán no estaba dictada por motivos “humanitarios” –que no existen en su cabeza para ningún tema– sino de Realpolitik.

La presión más importante fue la reacción favorable a la acogida de refugiados de amplios sectores populares… que a su vez representan votos y consenso para el gobierno alemán. Esta primera impresión la confirman ahora informes directos de militantes de izquierda alemanes. Manuel Kellner, redactor del Sozialistische Zeitung, describe así la reacción popular mayoritaria:

Estas últimas semanas la llegada de refugiados y refugiadas ha suscitado en Alemania un masivo movimiento de acogida, apoyo y solidaridad. Las portadas de los diarios y los medios alemanes e internacionales se hacen eco de la nueva cultura de ‘bienvenida’ alemana. En las estaciones de Munich, Frankfurt, Colonia y muchas otras ciudades se concentran cientos de personas para recibir con aplausos a los refugiados que llegan en tren. Se les ofrecen flores, bebida y avituallamiento. También, apoyo económico. Una multitud de gente se presta voluntaria para distribuir ropa, ocuparse de las niñas y niños, ofrecerles cursos de alemán o dispensarles lo que fuera necesario.

Es un movimiento que crece día a día. Clubes de fútbol organizan equipos internacionales compuestos entre refugiados y quienes juegan en la liga a diferentes niveles. Miles de personas, no vinculadas a asociaciones o a partidos políticos, se organizan espontáneamente para prestar ayudar a las y los refugiados.

Es sobre todo mucha la gente joven (entre la que se encuentran gente inmigrante o de origen no alemán) la que se compromete en este movimiento de solidaridad de forma muy concreta, basada en la ayuda práctica a las y los refugiados, codo a codo con los militantes antifascistas, radicales de izquierda, revolucionarios. ¡Muchos jóvenes se comprometen!

En los programas de la televisión pública así como en las grandes cadenas privadas, se multiplican los reportajes, los debates y las emisiones de todo tipo a favor de las y los refugiados y de su integración y lo que prima siempre es el entusiasmo por la integración.

Las discusiones giran en torno a la cuestión de cómo poder hacer aún más para aliviar la suerte de las y los refugiados, cómo hacer para vivir juntos y cómo podría imponer el gobierno alemán, en el seno de la UE, la generalización del recibimiento generoso, la ayuda inmediata y eficaz y la integración de la gente refugiada. ‘Bienvenidos refugiados’ es el lema que, hasta ahora acapara el debate público…”(Manuel Kellner, “¡Bienvenidos refugiados!”, Viento Sur, 11/09/2015.)

Por supuesto, no han faltado voces contrarias: “Esto contrasta vivamente con las movilizaciones xenófobas y antimusulmanas de Pegida [extrema derecha] y la oleadas de actos violentos organizados por los neonazis de todo tipo contra los centros de acogida de refugiados y la gente inmigrante, muy a menudo apoyados por ‘ciudadanos cabreados’, que llegan con sus hijos para vociferar su odio, incluso con amenazas de muerte contra los que organizan los centros de acogida y de alojamiento”. (Kellner, cit.)

Pero lo notable de esto es que han quedado en minoría: “Así pues, ahora nos encontramos ante una polarización extrema de sentimientos en la población alemana y son los sentimientos de solidaridad los que son hegemónicos”. (Kellner, cit.)

Pero la actitud inicial del gobierno alemán no sólo se explica por motivo “internos”. Como recuerda Kellner, “apenas ayer, en las caricaturas, Merkel y Schauble aparecían con el bigote de Hitler y el casco de hierro de la Werhmacht por su actitud ultra-dura contra el pueblo griego. Ahora, se les cita como la encarnación del principio humanitario y del humanismo, como el buen ejemplo frente Hungría, Dinamarca y el resto de brutos”. (Kellner, cit.)

Pero este “teatro” de una Merkel y un Schauble “humanitarios” duró muy poco… Cuando la citada reunión de ministros de Interior de la UE del lunes 14 no llegó a un acuerdo, el gobierno alemán también cerró sus fronteras.

La Unión Europea otra vez con fronteras de muros y alambres de púas

La Unión Europea ha sido totalmente incapaz de lograr un mínimo acuerdo para un “reparto” de refugiados. Y la ficción de una integración que había dejado atrás las fronteras del pasado, se ha desmentido en pocos días. Los muros, los alambres de púas y los guardias están de vuelta como en las peores épocas.

El “verso” de una UE que ya estaba “superando” a los estados nacionales, ha sido muy útil cuando se trata de imponer planes atroces de hambre y miseria, como al pueblo griego. Se los legitima en nombre de “Europa” y no de sus verdaderos y principales gestores y beneficiaros, el capital financiero imperialista alemán y francés. Tras la pantalla de “Europa” y de su “Unión”, esos dos imperialismos, más allá de sus contradicciones, han logrado hacer pasar las peores medidas contra los trabajadores y los pueblos europeos.

Dicho de otro modo: la todopoderosa Unión Europea, hoy regida por Alemania, sólo existe cuando hay que operar contra los trabajadores y los sectores populares de Europa.

¿Políticas opuestas o complementarias?

Lo sucedido pone también en duda la verdadera política del gobierno alemán. Aparentemente, no ha habido líneas más opuestas que las del gobierno conservador de Hungría, encabezado por Viktor Orbán, y la de Angela Merkel. El primero levantó muros y alambradas de púas, su policías apalean sin piedad a los refugiados sean hombres, mujeres o niños, y ahora va a condenar hasta a cinco años de cárcel a los que han logrado detener. En cambio Merkel, inicialmente, abrió las fronteras y no reprimió a nadie.

Sin embargo, basta ver un mapa de Europa central para advertir que lo de Orban es muy útil para Berlín y otros gobiernos de la UE. Con el muro y la represión, Orbán ha cerrado la ruta principal a Alemania (y Austria). Y ahora, para llegar, deberán aventurarse por Serbia, Croacia y Eslovenia, una ruta mucho más difícil y peligrosa, aunque formalmente no se cierren las fronteras de esos países.

Las sospechas –que ya se están planteando en la prensa europea– se refuerzan con el hecho de que Merkel y Orbán pertenecen a la misma organización política: el Partido Popular Europeo… que no ha hecho ninguna crítica ni menos sancionado al furioso racista de Budapest.

Lo cierto es que Orbán –como advierte una periodista española– “no es un actor aislado. Más bien hace parte del trabajo sucio de la Unión Europea. Ahora cierra por completo la valla con alambre de púas levantada en la frontera con Serbia. Semanas atrás controlaba los tiempos de los desplazamientos de los refugiados para retrasar su llegada a Austria, reteniéndolos en los campamentos… En el peor de los escenarios el gobierno húngaro seguirá ejerciendo su papel de poli malo”. (Olga Rodríguez, “Once reflexiones a la vuelta de Hungría sobre esta crisis de refugiados”, eldiario.es, 14/09/2015).

Multiplicar las movilizaciones en apoyo a los refugiados y migrantes

En medio de una de la crisis más graves vividas por la Unión Europea, es hoy una tarea de primer orden multiplicar las protestas y movilizaciones en apoyo a los refugiados y migrantes.

Para eso, aunque con grandes desigualdades en los distintos países, hoy es posible apoyarse en la ola de simpatía y solidaridad con los refugiados. Aunque con grandes desigualdades, esto se ha dado en toda Europa y no sólo en Alemania.

Incluso en países del Este europeo, como Hungría, donde es más fuerte el racismo en que se apoya Orbán¸ surgen sectores que lo enfrentan. En Budapest, una gran manifestación –de más de 10.000 personas según Euronews– desfiló el domingo 13 repudiando a Orbán y solidarizándose con los refugiados.

La importancia de impulsar estas movilizaciones se redobla porque, generalmente, son sectores de la juventud los que rechazan el racismo y las políticas de sus gobiernos. Es una oportunidad también para ganar a nuevas generaciones para una lucha política más general contra los distintos gobiernos de la Unión Europea, y explicar la verdadera naturaleza de este engendro del capitalismo imperialista.